La obsesión excesiva con la comida es una necesidad de amor.
Si no eres amado debidamente, comerás más. Si eres amado y puedes amar, comerás menos. Cuando alguien te ama, no puedes comer más.
El amor te llena tanto que no te sientes vacío. Cuando no hay amor, te sientes vacío; hay que engullir algo: sigues forzando la comida.
(...)
De modo que puedes seguir cambiando de comida -come esto, come eso, no comas esto-, pero da lo mismo, porque la raíz básica sigue ahí. Entonces, si dejas de atiborrarte de comida, empezarás a atiborrarte de alguna otra cosa. Y hay muchas maneras. Si dejas de comer demasiado puede que empieces a amontonar dinero. También entonces tienes que llenarte de algo; entonces sigues acopiando dinero.
Observa profundamente, y verás que una persona que acumula dinero nunca está enamorada, no puede estarlo, porque la acumulación de dinero es, en realidad, un sucedáneo. Ahora se siente segura con el dinero. Cuando eres amado no hay inseguridad; con el amor desaparece el miedo.
Con el amor no hay futuro, no hay pasado. Este momento es suficiente, este mismo momento es la eternidad. Eres aceptado. No hay ansiedad por el futuro, por lo que sucederá mañana: no hay mañana en el amor.
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